Estas manos.

Han participado de tanto, como ahora escribiendo estas líneas, las miro y están llenas de marcas, de rasguños y quemadas. Estos dedos blancos y largos, esta palma grande y robusta, muchas veces me acomplejaban por parecer muy masculinas, pero en verdad estoy agradecida por tenerlas. Fueron ellas las que me ayudaron a salvarme el día de mi tormenta cuando alguien deliberadamente decidió hacerme daño. Estas manos también han prestado ayuda a muchas personas cuando necesitaban un abrazo, un apretón de manos o cuando necesitaron que les secaran las lágrimas. Mis manos han elaborado muchos platos con el afán de hacer felices a las personas, desconocidos o amigos, familiares y gente que sabía de mi sin yo saberlo, estas manos están acostumbradas a dar el amor a través de lo que hacen y muy entrenadas para hacerlo bien. Estas verdaderamente han sobrevivido conmigo en el despertar de un sueño doloroso cuando recién volvíamos a la vida después de horas en un quirófano cuando no...