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Mostrando entradas de agosto, 2013

Una noche cualquiera

Subió por los pies desde el borde de la cama mientras dormía, oscuro y siniestro, cuando descuidado tenía sus armazones A la hora de despertar ya no podía más que hacer su voluntad... se había enamorado de unos ojos cafés de un hombre tan normal Que le daba miedo
dos son los sueños supremos en mis días prevaleciendo desde hace dos años ya el gozoso acto de atender que me hace soñar y crecer y el otro el mismo acto por necesidad llana ambos me hacen crecer, no con agrado pero crecer al fin.... pues no hay alegría en la vida que no  incluya un poco de desgracia dentro de si...

Un cuento sin final feliz

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Un cuento sin final feliz relata mi historia  simplemente es un cuento por contar érase  una vez un sujeto, sin nombre que derramó en segundos, mil veces, en una noche la franqueza y el engaño ese día se precipitó contra el silencio, sangró el olvido el cuerpo malviviente, y el dolor se expandió por cada nervio llovían años aquella noche envuelto en locura, flashbacks de ternura y amor arrugó su carne, ceniza su cabello  derrumbó su espíritu todo por un error imperdonable... creía poder conquistar la cima de la montaña en contra del dragón del recuerdo pero en vez de victoria obtuvo la verdad ¡es todo! aquí acaba la historia... quedó cual vagabundo errante, sin destino; sus ojos, eran para su desdicha, a prueba de olvido

A la niña Amanda

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Los recuerdos se disipan en las letras de la linda Amanda la mar gime y se retuerce en sus adentros, lo sabe, tal es el dolor que cada minuto, extenso, se agranda. Y viene en pos el olvido marchando al compás del tambor lento y alegre, el invierno, a los campos ha compartido porque la niña antes juguetona, ahora siente un gran dolor. No es vértigo, la debilidad del niño, que cede ante la gravedad sin formas de conocer  la verdad justo a tiempo ,   y ahora fruto de su fallo, o quizás un engaño envuelta queda en soledad. Niña bonita que a los campos del cielo vas a jugar,  tomas de él un broche iluminado en noche y no cambia  tu figura a madurar, eres bella sin tintura, ni perfume del azar. Torpe e ingenua caminas por la vida, Amanda querida, es hora de tus pequeñas alas estrenar, a un mundo más dulce que el que quizás el amor te puede aportar... Ilusorio y vano vienen siendo los trechos del hombre  que a la altura de sus manos marchitan campos