Mujer
Empiezo por la oreja izquierda con mi mano derecha
sigo con mi mano derecha a mi oreja derecha,
continúo bajando por el rostro, me detengo en mi boca
dulce, deseada, sellada, anhelante de nuevas palabras
Con mi ceñida tarea llego al tentador cuello, los hombros
voy desnudando mi piel, de impresiones, de atardeceres antiguos.
Mi carne no tiene por qué tener éste sello, ¡me niego!
llego a mis senos de mujer que desean caricias y besos
no me importa que les parezca prohibido hablar así
mis costillas todas mías, ni una menos para vanagloriarte
mi vientre quiere tu peso, se niega a pedirlo por vergüenza...
de miedos, tabúes, de falso feminismo, necesito ser yo
necesito un cuerpo mío, sin estampas que me han colocado otros.
Bajo a mi entre pierna que tan marchita, sedienta está,
por que no se le permite hablar, sentir y gozar de verdad
no tiene una capa si no como diez mil, pero me quedo sentadita
sin tiempos, robándole una a una esas ataduras de la cual es víctima.
Mis glúteos fuentes del deseo masculino, graciosamente están
casi tatuados, en falso pudor, en moralismos banales de gente sin moral
voy reconociendo una nueva mujer, a la que la sociedad señala
signo de que voy bien...
Tristemente he descubierto que la punta del pie
parece que ostenta sin orgullo tantas capas como mi cabello
o mis ojos maquillados, por una serie de parámetros que
no se quién rayos se inventó...
Llevo librando a mi cabeza durante años de murallas,
por ser una mujer sin violencia contra sí misma, sin regaños
sin miedos, consciente de quién es y qué desea, qué merece
reconociendo que no hay lugar en la tierra inalcanzable y
conociendo el mayor de sus derechos: romper el silencio...
Mi cuerpo no merece etiquetas
no desea cualquier caricia
puede despertar deseo sin necesidad
convertirse en presa de caza
Éste es mi cuerpo,
es sólo mío
sin necesidad de juez
decido quién puede besarlo,
a quién le acepto el verso, la flor, la seducción
a quién le acepto el verso, la flor, la seducción
y también el que debe respetar mi espacio
sin convertirme en una mujer con etiquetas.
nuestro cuerpo es templo,decidimos de quien o de que...(el mio por ejemplo,es de un Espiritu Divino Y Santo)...bellas y sensibles lineas.saluditos!
ResponderEliminarÉste es mi cuerpo,
es sólo mío
sin necesidad de juez
decido quién puede besarlo
y quién debe respetar mi espacio
sin convertirme en una mujer con etiquetas.
Muchas gracias por el apoyo a mis líneas!
EliminarNo hay sensación más placentera que la que se experimenta mientras dos cuerpos que se desean se (con)funden en uno solo...
ResponderEliminarGracias!
EliminarOjala un día toda la doble moral con la que se os machaca a las mujeres desaparezca y no tengáis que luchar día tras día con "la sociedad".
ResponderEliminarUn saludo, ¡me ha encantado la entrada! :)
Buenos deseos Alejo, muchas gracias!
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